Claudia Sheinbaum enfrenta su primera gran prueba política con la llegada de Trump. México negocia aranceles y refuerza su posición internacional.

Sheinbaum y Trump: el desafío de la relación bilateral

Noticias de Chihuahua

El fin de semana pasado, México estuvo en vilo: el tiempo corría mientras las amenazas de aranceles por parte del presidente Donald Trump ponían en riesgo a su mayor socio comercial. Sin embargo, el lunes por la mañana llegó un respiro temporal, y la presidenta Claudia Sheinbaum, con una sonrisa irónica, preguntó en una conferencia de prensa: “¿Ya vieron el tuit?”, antes de que estallaran los aplausos.

Aunque Sheinbaum salió fortalecida de este episodio —su aprobación superó el 80%—, la euforia se desvaneció rápidamente. Trump solo pospuso los aranceles, y la siguiente fecha crítica está programada para el 4 de marzo.

“Va a ser así cada semana, cada día, cada tuit”, dijo Carlos Pérez Ricart, politólogo. “Y cada negociación implicará perder. No hay negociación en la que México no tenga que ceder algo. Pero Sheinbaum se está defendiendo muy bien por ahora”.

Sheinbaum, científica climática convertida en política, asumió el poder unos meses antes que Trump, luego de liderar a Morena, un partido nacionalista de izquierda, hacia la victoria en junio de 2024. Morena entró en esas elecciones como el partido dominante y salió de ellas como hegemónico. Sheinbaum obtuvo el 61% de los votos, y Morena y sus aliados lograron una supermayoría de dos tercios en el Congreso, lo que les permite reformar la constitución a voluntad.

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Hasta entonces, la carrera política de Sheinbaum había estado a la sombra de Andrés Manuel López Obrador, su predecesor populista y fundador de Morena. Sheinbaum prometió continuar sus políticas como presidenta y, en gran medida, lo ha hecho, enfocándose en reducir la marcada desigualdad económica de México.

“López Obrador era el político más pragmático y hábil”, dijo Martha Bárcena Coqui, exembajadora de México en Estados Unidos. “Sheinbaum es más ideológica, pero también más racional y controlada, menos emocional”.

Pérez Ricart agregó: “Sheinbaum no tiene un gran ego. Se enfoca más en políticas que en política”.

La llegada de Trump representa quizás su primera gran prueba política. Muchos se preguntaban cómo Sheinbaum —opuesta a Trump en muchos aspectos— manejaría la relación con él.

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