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Padres de niño sacrificado en Paquimé podrían ser hermanos

Análisis de ADN en el sitio de Paquimé, México, revela parentesco cercano entre padres de un niño sacrificado, lo que sugiere prácticas elitistas antiguas.

Análisis de ADN revela parentesco cercano en sacrificios de élites en Paquimé

Noticias de Chihuahua

Un análisis de ADN realizado en el entierro de un niño sacrificado en el sitio arqueológico de Paquimé, en el estado de Chihuahua, México, ha revelado evidencias de prácticas de apareamiento entre parientes cercanos entre las élites de la región.

Paquimé, también conocido como Casas Grandes, es uno de los sitios más grandes y complejos de la cultura Mogollón en el norte de México. Durante los siglos XIII y XIV d.C., este lugar sirvió como un centro político y ritual destacado, con más de 2,000 habitaciones de adobe, canchas de juego de pelota en forma de “I”, plataformas de piedra, montículos con efigies y un área de mercado.

De acuerdo con el Dr. Jakob Sedig, de Chronicle Heritage y la Universidad de Harvard, aunque se conoce bastante sobre la historia de Paquimé, queda mucho por descubrir sobre la jerarquía social del sitio y cómo sus habitantes estaban biológicamente relacionados entre sí.

Un estudio reciente, publicado en la revista Antiquity, llevó a cabo un análisis de ADN en un niño sacrificado, enterrado en la “Casa del Pozo”, una estructura ceremonial asociada a un pozo sagrado subterráneo. Los resultados mostraron largos “tramos de homocigosis” (RoH), lo que indica cuán cercanamente relacionados estaban los padres del niño. Cuanto más largos son estos tramos, mayor es el parentesco entre los progenitores.

Según el Dr. Sedig, el niño tiene “uno de los valores de homocigosis más altos entre todos los individuos antiguos publicados en el hemisferio occidental”, lo que sugiere que los padres eran más cercanos que primos hermanos. Aunque las relaciones cercanas son consideradas tabú en la mayoría de las sociedades, en muchas culturas antiguas se permitían entre las élites para preservar las líneas de sangre o como símbolo de estatus.

Este descubrimiento sugiere que las élites en Paquimé creían que el sacrificio de un niño nacido de dos individuos estrechamente relacionados dentro de su linaje poseía un poder especial, y que en este caso, fue utilizado para consagrar una estructura ritual de gran importancia.

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